martes, julio 17, 2007

Más Tierra Virtual

Aprieto un botón y un mundo se abre ante mi… y lo que veo no me gusta para nada. No porque en sí lo que se despliega en ese universo de dos dimensiones comprimidas en cuatro costados sea aberrante (que lo es). De ser sólo eso, simplemente cambiaría el canal. Lo que me atormenta es pensar en el otro mundo, ese regido por leyes naturales, en 3D y a todo color; ese en el que la gente nace, vive y muere; y sobre todo me horroriza pensar lo que pasa en las mentes de quienes más ven aquello que se ofrece a mis ojos.

Para hacer las cosas más claras, hablo de MTV. Yo no tengo cable, por lo que sólo a veces cojo mi tajada de lo que muchos hoy por hoy están consumiendo a nivel audiovisual; pero el fin de semana me expuse, al parecer, a una alta dosis de lo peor de lo peor. Ya en mis años mozos MTV se consideraba un canal que había nacido de una idea muy buena e interesante, pero que cada día estaba más a mal traer. Se lo acusaba de comercial, de falso y popero… nada comparado con lo que parece ser ahora.
Se dice que Hollywood es la fábrica de lo sueños. Y bien, si ellos los fabrican, no me cabe la menor duda que hoy es el canal de "música" quien los empaca, distribuye y vende (de una manera bastante efectiva al parecer). Soñar no es malo, me dirán. Completamente de acuerdo; es más, sin sueños la vida sería una mierda. ¿Pero por qué soñar lo que nos dicen que soñemos, por que el sueño ha de ser ajeno?

Y aquí el punto de toda esta perorata. MTV no sólo satura las permeables mentes adolescentes con una dosis tóxica de basura como realyties basados en el comportamiento de gente con mentes tan evolucionadas como un maní (perdón a los maníes) que se dedican sistemáticamente a demostrar que lo único que les importa en la vida es verse "bellos", tener un auto deportivo y minas/minos populares, sino que los bombardea implacablemente con imágenes de una cultura, estilos de vida y niveles de bienestar (aunque yo discrepo en el concepto de bienestar) que no son propios a nadie en nuestro continente (salvo esos famosos 2 o 3 % que se llevan todos los productos internos de las naciones latinoamericanas).


No se confundan, no pretendo irme por un discurso antielitista-revolucionario-al-peo… me apesta esa pseudocorriente de "pensamiento". A lo que voy es a algo mucho más terrenal y menos utópico. Es más que sabido que los adolescente son muy receptivos a influencias externas. Están construyendo su identidad, buscando al mismo tiempo individualismo y pertenencia al grupo. Se debaten entre la aceptación y el rechazo en medio de un fértil terreno que explotan las empresas para venderles todo aquello que los "hará únicos", "populares" e "irresistibles". Y claro, ahí tenemos a MTV vendiéndoles las fantasías sobre pendejas de 16 años que gastan más de un millón de dolares en una fiesta de cumpleaños porque no pueden ser menos que la otra pendeja que está de cumpleaños. Gente cuyos mayores problemas en la vida son caerse de la tabla de surf sobre la que los llevarán en una entrada triunfal a su fiesta; gente cuyos padres les dan cualquier gusto y los meten en una burbuja dorada en la que no necesitan inteligencia, sentido común o espíritu de superación. Visiones de una sociedad que ha prosperado sobre los huesos de sus abuelos que murieron en los campos de batalla europeos para que la guerra jamás tocara su país (y así instalarse como la única vencedora incólume que gobernaría el mundo hasta hoy).

¿Qué queda para nuestros adolescentes? Mirar a su alrededor y ver las paredes de madera de tercera con repisas saturadas de virgencitas y cristos fosforescentes colgados de clavos, salir a las polvorientas calles mal mantenidas a carretear en los autos usados haciéndole el quite a los típicos quiltros callejeros, meterse en una discoteca a curarse y bailar por horas extasiados de nada para borrarse de una realidad latinoamericana que no es como el mundo MTV; para luego volver a sus casas… Ante la elección de deprimirse por lo que los rodea, siempre tendrán la opción de apretar ese mágico botón que los transporte de regreso al cómo regazo de su glamoroso y cuadrado planeta en 2D.
Y después nos preguntamos por qué esa necesidad compulsiva de la gente por tener la ropa de marca, endeudarse, robar o matar por unas gafas, una polera o una parca que los hará mejores…