Sin Azucar
El tiempo de las aves terminó.
Las cosas vuelven a su curso.
Como el río de piedras que
nos arrastró desde
aquel primer otro.
Ahora yo no soy tu,
mas yo estoy en todas las cosas.
Ahora eres yo.
El vago reflejo de un rostro
se hunde con el paso de las olas.
La pequeña roca sonríe
mientras revuelve
mi memoria líquida.
¿No te preguntas a veces
qué luz nos cegaría
si abriésemos los ojos en el agua?
Ya es la hora del té,
pero aún respiro bajo el mar
y observo como el cielo fluye
allá arriba,
olvidándonos olvidado.
¿Importa un poco de leche?
Sintamos la cuchara tibia
Dedicado a mi pandita amada.