lunes, abril 02, 2007

Sin Azucar

El tiempo de las aves terminó.

Las cosas vuelven a su curso.

Como el río de piedras que

nos arrastró desde

aquel primer otro.


Ahora yo no soy tu,

mas yo estoy en todas las cosas.

Ahora eres yo.


El vago reflejo de un rostro

se hunde con el paso de las olas.

La pequeña roca sonríe

mientras revuelve

mi memoria líquida.


¿No te preguntas a veces

qué luz nos cegaría

si abriésemos los ojos en el agua?


Ya es la hora del té,

pero aún respiro bajo el mar

y observo como el cielo fluye

allá arriba,

olvidándonos olvidado.


¿Importa un poco de leche?

Sintamos la cuchara tibia

en los labios salados.

Dedicado a mi pandita amada.