Veternaos con mozarella

Sobreviví... si... aunque estuve cerca de perecer en la batalla más monstuosa que me haya tocado luchar, sobreviví.
Ashí estábamos los tres valdivianos y las pizzas no paraban de llegar... bueno si, hubo un momento en que los mozos se pusieron medio flojones, pero duró poco. Implacables nos caían encima: peperoni, cuatro quesos, choclo, ricota, espinaca, española... uf... no sé cuantos tipos más. Intentamos hacer un receso en un momento, pero la tentación de una cuatro quesos quebró mi voluntad.

Quienes me hayan encontrado en messenger esta semana recordarás mis nicks... "nunca más" o "pizzadillas"... pues bien... ¡¡¡En mi vida había comido tanto!!! Y juro que no lo volveré a hacer nunca más..... jajajaajajaja... Cuando acabamos con las pizzas aún me sentía suficientemente capaz como para un helado. Manal y Oscar estaban de acuerdo y partimos a por unos buenos "sherberts" al Bravísimo (mi perdición). Reconozco que no fuí capaz... la capacidad estomacal de un ser humano tiene límites y yo lo traspasé. No pude acabar mi helado y ya no sólo no podía comer más; apenas me podía mover... incluso me costaba su resto respirar!!!

La decisión fue clara: había que reposar. ¿Y qué mejor lugar que la costanera, con el "digestivo" aroma del Mapocho? Ahí nos sentamos por dos horas a conversar y reir (dentro de las posibilidades que nos dejaban nuestras abarrotadas entrañas). Cuando digerimos suficiente, partimos a la plaza que está en Pedro de Valdivia con Bilbao. Me tinca que debe ser uno de los lugares con más y mejores árboles de toda esta mole de concreto. Incluso tiene una especie de fuente-pileta-lagunilla bastante simpática (que cuico me salió eso). Después de que la noche cayó acompañé a los cabros a la micro (de ida y de vuelta, porque se arrepintieron de tomarla en Bilbao con Holanda y volvimos a la plaza jajajaaj...).

Hay una cosa curiosa. Mientras caminábamos me sobrevino una sensación de lo más extraña. Mire a Oscar y Al y por un instante el mundo se quedó callado. Las micros no hacían ruido y la ciudad estaba quieta, incuso un poco bonita... Pensé que no importaba el lugar que fuese, estábamos los tres juntos, como en algún viejo tiempo remoto, un poco onírico, daba lo mismo dónde, daba lo mismo cuando. Fue extraño y fue grato. Me sentí tranquilo y contento entre mis amigos. Fue una tarde más que agradable en la que se demostró que la amistad puede bastante contra las adversidades, aunque sea una urbe entera la que conspira contra uno. Gracias por acompañarme amigos, realmente gracias ^___^

Por cierto... jajajaja. Ya tengo una buena idea para mi primera película y Manal va a poner la banda sonora. Va a estar ambientada en Santiago, pero en un Santiago arrasado por el tiempo, la naturaleza y las regiones. Una ciudad que colapsó bajo su propia vorágine y que ahora está inundada por las aguas y la vegetaciòn y en la que pocos seres humanos viven una existencia semi primitiva. Jajajajaja... no será muy original, pero es interesante.

Ah... la otra batalla. Aquella por escribir un buen artículo final, parece que va bien. Al menos ya tengo un borrador escrito... jajaja... claro que la wea tiene como 1900 palábras y se supone que con cue me caben 1000. Com oven, me queda pega.

Lo más importante es que ya tengo mi pasaje a casa. Estoy ansioso por regresar a mi "ciudad de las lluvias", como dijo Igo. Nescesito el bosque, el agua, el aire. Me hace falta sentir que no estoy rodeado de cemento, que no estoy en medio de un cancer urbano... Y sobre todo, me hace falta mi bienamada. U___U Estos últimos días he pensado cada instante en ella y me duele... y sé que no debería hacerlo, porque no hago más que hacer que el tiempo pase más lento, pero no lo puedo evitar. Quizá por eso trato de caminar un montón. Je... ni así. Siempre está en mi mente, pues ella habita en mi corazón. Pronto regresaré. Ojalá todo esté bien por allá y siga tan verde como siempre... sería notable que, como en la imagen hubiese un dinosaurio en mi casa... pero bueno, no lo puedo tener todo.

Ya... esoty dando jugo y alargando esto más allá de lo saludable... cuidense y deseeme suerte y que la maldita sombrerería esté abierta cuando vaya la próxima vez.