lunes, enero 16, 2006

The last little love song on earth.

He vuelto de mi tierra al exilio. Sip, estuve en Valdiva por tres días. Gracias a la disputa por el sillón presidencial tuve una excelente excusa para regresar. Despues de todo tenía que votar y asegurarme de que "Gordis" llegase a la Moneda. Jajaja... Más encima, conseguí que mi editor se interesase medianamente en el tema del museo Philippi, por lo que me fui el jueves para "entrevistar a la gente del museo". Porsupuesto que lo hize, claro que recién el sábado (pero no por mi culpa... por mi habría sido el viernes en la mañana).

Todo salió bien. Incluso mi voto fue expedito. Cuando llegué no había nadie... por poco y no encuentro a los vocales que estaban dispersos matando el tiempo. Ahí me encontré con Jorge que andaba reporteando tras votar. Por lo visto tiene mucha pega y no es completamente de su agrado (más por la forma que el fondo... es que ese estilo de radio está fosilizado). Me alegra por él. Está en una excelente escuela. Ojalá pueda servirle de buen respaldo para el currículum.

Como decía todo bien... al principio me había desilusionado un poco en todo caso. Yo esperaba encontrarme con la lluvia que me habían relatado estaba dominando la zona. Quería un recuerdo de mi tierra natal, pero al llegar no había nada de eso. Al contrario, un espléndido dia de verano valdiviano... jo... al día siguiente llovió un poquito y me alegré muchísimo. Es curioso hasta qué punto uno extraña esas pequeñas cosas que definen tu medio natural. De hecho, hablaba de eso con el tipo que almorzó con migo hoy en el Mercurio. Un compadre de Viña que trabaja hace como seis años en el diseño de Economía y Negocios. Bien simpático e inteligente. Hablamos de la ciudad y la vida urbana y un montón de weas. Eso es algo que he aprendido a disfrutar mucho acá: la posibilidad de encontrarme con gente completamente nueva a cada rato. Como que me alegra y me relaja. Bien por eso.

Mi familia estaba bien. No hay mucho que comentar respecto de ellos. Y por supuesto no pienso en contar aquí detalles de mi reencuentro con la mujer que es dueña de mi existencia. Sólo dire que es lo que más anhelaba y que su sola prescencia me llena de felicidad, de plenitud. Supongo que a veces la debo aburrir bastante, porque en realidad a mi me basta su existencia, su presencia, el que ella esté a mi lado recostada mientras mi mirada se pierde y me concentro en su respiraciòn, en su aroma, en los latidos de su corzón, en la suavidad de su piel y en la calidez de su aura. Para mi todo eso, toda ella, es mi perdición. Mi mente se nubla, mi voluntad se doblega y no quiero hacer nada más que estar con ella, no nescesito hacer nada más. ?Quién nquerría hacer algo más? Y claro... supongo que a la larga tal vez eso la aburra. A veces me pregunto si ella preferiría estar haciendo algo. Incluso se lo pregunto, pero ella dice que no. Eso me alivia un poco... pero como nunca he sido muy seguro de mi mismo en materia de acciones sociales o interpersonales, no me doy mucho crédito. Lo que me importa es que yo la amo y ella a mi.

Por cierto, las cosas bellas se tornan melancolicamente tristes e insoportablemente solitarias cuando ella no está. Y por el contrario, el saber que ella está ahí (incluso el saber que ella puede estar viendo lo mismo que yo) me otorga una visión completa, plena, de las cosas. Lo bello ya no es sólo bello... es maravilloso, porque ella participa.

Bueno... esta entrada en el blog termionó siendo una apología a mi bienamada doncella y no conté nada de lo que pasó hoy. Para compensar eso un punto final: me dieron otro tema en la pauta. Tengo que escribir una nota biográfica sobre los hermanos Grimm. No sobre la película, sino sobre los reales. Sobre la película escribirá el crítico de cine. Yo habrñia querido hacer esa paerte, pero bueno... para otra será. Por cierto... quiero colar el tema Miyazaki cuando anuncien su nominación al Oscar por Howl's Moving Castle. je... acción Ñoño!

1 Comments:

Blogger Princesa Panda said...

Te amo, n_n que bueno que te dieron pega jejejeje... tienes que trabajar harto para que valga la pena todo este sacrificio.

8:24 p. m.  

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